miércoles, 2 de abril de 2008

Condiciones de trabajo en Europa del siglo XIX

DIVISIÓN DEL TRABAJO Y CONCIENCIA DE GRUPO

"(La primera generación de obreros fue sometida) a una disciplina administrativa común, fue reducida a un nivel común de salarios y de condiciones de trabajo, a un nivel que natural y obviamente era muy distinto del de sus patronos tanto en lo que se refería a las rentas como al modo de vida. Además, el trabajador realizaba individualmente, y cada vez de un modo más claro, actos fraccionados y casi insignificantes en sí mismos que sólo adquirían un sentido y producían un resultado tangible si estaban conectados con otros actos similares de los restan­tes miembros del grupo. De tal modo que, tanto en relación con el trabajo como con las condi­ciones de vida y la conquista de su bienestar, el trabajador tendía cada vez más a confundirse en el grupo. Este concepto le venía literalmente impuesto por un tal conjunto de situaciones que al final hizo inevitable el desarrollo de una conciencia de grupo (...)"

Witt Bowden, últimas décadas del siglo XVIII. Citado por Giorgio Mari en La Revolución Industrial.

EL CONTROL DEL TIEMPO Y EL DISClPLlNAMIENTO DE LOS OBREROS EN LAS NUEVAS FÁBRICAS
Hacia mediados del siglo XIX, John Crowley, el dueño de una fábrica textil, creyó necesa­rio pensar un código completo para gobernar y regular el trabajo de la mano de obra. Este Li­bro de leyes contenía "órdenes" para el "vigilante de fábrica" y para el "monitor".
La "Orden 103" destinada al "monitor" decía: .
"Algunos (trabajadores) han pretendido tener un cierto derecho a holgar, confiados en su presteza y habilidad para hacer lo suficiente en menos tiempo que los demás. Otros han sido tan necios como para creer que basta su simple presencia sin emplearse en ningún asunto (...)

Otros, tan descarados como para glorificar su villanía y reprender a los demás por su diligen­cia (...) Con el fin de que la pereza y la villanía sean detectadas y los justos y diligentes pre­miados, yo he creído prudente crear un control del tiempo por un Monitor, y ordeno y por és­ta declaro que de las 5 de la mañana a las 8 de la noche y de las 7 de la mañana a las 10 de la noche son 15 horas, de las cuales se toma una hora y media para el desayuno y el almuer­zo. Habrá por tanto 13 horas y media de servicio neto (...)".

Posteriormente, Crowley agregó a la orden del monitor la siguiente indicación:
"Y debido a que he sido informado de que varios empleados fijos han sido tan injustos co­mo para regirse por los relojes más adelantados y tocar la campana antes de la hora para mar­charse de sus labores, y por los relojes más atrasados y tocar la campana después de la hora pa­ra volver a su trabajo (…), se ordena por tanto que ninguna persona (...) se rija por reloj, cam­pana, reloj de bolsillo o de sol otros que el del Monitor cuyo reloj no se alterará nunca excep­to por el vigilante del reloj (…)"

La "Orden 40" destinada al "vigilante de fábrica" indicaba que:
"Todas las mañanas a las 5, el Vigilante ha de tocar la campana para el comienzo del trabajo, a las 8 para el desayuno, media hora después para trabajar otra vez, a las 12 para el almuerzo y a la 1 para trabajar y a las 20 para dejar el trabajo y cerrar."
Crowley ordenó al monitor y al vigilante de fábrica llevar una "hoja de horas" para cada jornalero, anotadas al minuto, en las que debían registrar las "Venidas" y las "Escapadas".
La Orden 40 establecía que el vigilante de fábrica debía entregar su libro con la relación de horas todos los martes con la siguiente declaración jurada: "Esta relación de horas se ha hecho sin favor o afecto, mala voluntad ni odio, y creo de verdad que las personas arriba menciona­das han trabajado al servicio de John Crowley las horas arriba consignadas".

Extraído de E. P. Thompson, Tradición, revuelta y conciencia de clase.

LA NECESIDAD DE LOS OBREROS DE ASOCIARSE
"Los obreros de distintos gremios se quejan de la insuficiencia de sus salarios para satisfacer sus necesidades. (Frente a este hecho) unos discuten la legitimidad de nuestras recla­maciones y aconsejan a nuestros burgueses (…) que rechacen despiadadamente nuestras exi­gencias; otros nos dicen que tengamos paciencia, como si se tuviese tiempo de esperar cuan­do se tiene hambre. Nosotros, los que sufrimos, no contamos más que con nosotros mismos. ¿Sentimos un mal?

Busquemos un remedio inmediato y eficaz y apliquémoslo. Yo creo que lo encontraremos en la asociación. La asociación tiene la doble ventaja de agrupar a todas las fuerzas y de dar a ese todo una dirección. Si quedamos aislados, dispersos, somos débiles. Es preciso, pues, un lazo que nos una, una inteligencia que nos gobierne; es preciso una asocia­ción. Así, el primer paso es la formación de un cuerpo compuesto de todos los trabajadores del mismo oficio; dar a ese cuerpo una administración que lo gobierne, una comisión que dis­cuta con los patrones los intereses del gremio (…) A una señal dada por ella, todos los obreros abandonarán sus talleres y suspenderán el trabajo para obtener de los patrones el aumen­to del precio reclamado (…)"

"Folleto escrito por el obrero zapatero Efrahem", publicado en París en 1833.
En: Historia del Movimiento Obrero, volumen 1: De los orígenes a la revolución de 1848, Centro Editor de América latina, 1986.


LA MECANIZACIÓN Y LAS NUEVAS FORMAS DE TRABAJO VISTAS POR UN OBRERO FRANCÉS EN 1841
"Ahora, con la división del trabajo, los nuevos procedimientos y las máquinas, la mayoría de los oficios tienden a volverse puramente mecánicos y los obreros de todas las profesiones se­rán relegados pronto a la clase de trabajadores no especializados (…) Muy pronto no habrá necesidad de trabajadores más que para hacer girar las manivelas, llevar cargas y hacer diligen­cias. Es verdad que tendrán instrucción primaria, es decir, su inteligencia será bastante desarro­llada para comprender que la sociedad los rechaza como parias. Por la simplificación de los me­dios de fabricación, el hombre no tiene ya necesidad de su fuerza física ni de su aptitud y no es más necesario que un niño."

"Escrito del tipógrafo Adolphe Boyer", 1841. En Historia del Movimiento Obrero.

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